Ahí, encontró una pequeña multitud reunida junto a la fuente de la plaza que tiene cuatro senderos partiendo desde centro hacia los cuatro puntos cardinales y que, a su vez, son unidos por dos circuitos de arcilla de siete metros de ancho.
Un Trapecista – murmuró abriéndose paso entre quienes aplaudían.
Cuando el trabajador de las alturas curvo sus piernas para agradecer con
la argucia propia de los saltimbanquis medievales, Leroux se dijo que apilar ladrillos, viajar en micro, esculpir piedra, contraer matrimonio, son hechos frecuentes. No así el oficio de trapecista.
¿Y soportar a la Sra Leroux ? –
-Eso sí que exige esfuerzo.
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